El objetivo final de una auditoría es por un lado aportar medidas más eficaces para racionalizar el consumo de energía y por otro poder optimizar los procedimientos y procesos de una determinada actividad que conlleva el uso y consumo de energía, así como plantear una línea base y llevarla a otra mejorada, generando una reducción del consumo de energía pero produciendo lo mismo o más.